Esquema de metas de inflación:
Breves comentarios para la discusión

El esquema de inflación objetivo (IO) es una estrategia de política monetaria que se ha venido instrumentado en muchos países. El primer país en adoptar este esquema fue Nueva Zelanda (1989), siguiéndole Canadá, Reino Unido, Suecia y Australia. En el ámbito latinoamericano, Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Argentina también siguieron este esquema.

De acuerdo con la literatura, para que un programa de IO sea eficiente deben cumplirse algunas precondiciones. 1) Establecer una meta de inflación que permita anclar las expectativas inflacionarias; 2) Contar con un grado de independencia operacional y transparencia le permita a la autoridad monetaria llevar a cabo su actuación; 3) Disponer de los instrumentos adecuados que le permitan cumplir con el objetivo y 4) contar con los mecanismos institucionales que permitan fortalecer su actuación.

En el debate de reglas vs discrecionalidad, existe un consenso a favor de las reglas para lograr la estabilidad de precios. Sin embargo, debido a los cambios en las expectativas inflacionarias y las variaciones del entorno económico, la política monetaria requiere de cierta flexibilidad para responder a “shocks” transitorios como por ejemplo contracción de liquidez. Ello justificaría que la conducción se efectué combinado reglas y discrecionalidad.

Bajo este esquema, la función se centra en el manejo de la tasa de interés de corto plazo y su efecto en la inflación y producto, incorporando factores inerciales o expectativas, así como factores perturbaciones aleatorias (Regla de Taylor). Debido a la necesaria sobrerreacción de la variable objetivo ante variaciones de precios, el resultado se verá influido por del trade off entre empleo o de la producción.

El sistema de metas de inflación ha probado ser un mecanismo eficiente para controlar la inflación en muchos países, sin embargo, ha fallado en otros, particularmente en los emergentes.

El sistema de metas de inflación ha probado ser un mecanismo eficiente para controlar la inflación en muchos países, sin embargo, ha fallado en otros, particularmente en los emergentes. Entre los factores que explican su mal desempeño destacan la implementación en escenarios con la “dominancia fiscal”. Países caracterizados por elevados niveles de déficit presupuestarios y de endeudamiento, la política monetaria enfrenta presiones para desviarse de las metas. En este contexto, el aumento de la tasa de interés objetivo deriva eventualmente en mayores costos financieros y riesgo, creando depreciación e indexación. De allí que la implementación de solidas políticas antinflacionarias deba hacerse en conjunción con estricto ajuste fiscal para lograr resultados óptimos.

La mayor volatilidad de los mercados ha derivado en la necesidad de los bancos centrales de implementar políticas monetarias no convencionales “ultraexpansivas”, lo cual ha avivado el debate sobre ajustes en el nivel y en la trayectoria de la inflación objetivo. De igual forma, la instrumentación de cualquier esquema monetario pasa por considerar elementos de economía política. Las asimetrías que existen entre el ciclo electoral (corto plazo) y el horizonte de la política monetaria (largo plazo), hacen que la independencia de facto y de jure de la autoridad monetaria enfrente dificultades

En resumen, muchos países que han adoptado el sistema de metas de inflación han alcanzado avances antinflacionarios. No obstante, en otros países existe resistencia para adoptar este tipo de esquema, tras la percepción que la sobrerreacción de la tasa de interés es insuficiente para contener la inflación de forma efectiva y eficiente. Esto se ve exacerbado por escenarios de y debilidad institucional que no garantiza su sostenibilidad, lo cual explicaría el menor éxito relativo en algunos países, particularmente emergentes. La creciente volatilidad de los mercados sigue poniendo a prueba el esquema de metas, por lo que la discusión sobre su efectividad y adaptación en el contexto actual sigue abierta.

REFERENCIAS.

Gill Hammond (2012), State of the art inflation targeting, Bank of England.

John B. Taylor (1993). Discretion versus policy rules in practice. Stanford University.

Olivier Blanchard (2004). Fiscal dominance and inflation targeting: Lessons from Brasil.

Tomas Marinozzi y Mariano Fernández (2020), Una breve revisión sobre la literatura de las metas de inflación. UCEMA, Octubre, 755.